Me encuentro ahora en Antofagasta y dicto un taller de verano de Teatro para adolescentes, y no pude dejar pasar la oportunidad de hablar de este fenómeno que me enorgullece, que un grupo de 12 adolescentes, en el caso de mi curso, se inscriban para ir a un taller de verano tres veces a la semana, durante tres horas y los últimos días todos los días.
Escribo sobre esto porque encuentro loable de parte de este grupo de adolescentes entregar su tiempo a aprender o a experimentar en el teatro y a pesar de el calor e independiente de los intereses de cada uno, muestran entusiásmo y trabajo a la hora de estar en el taller y se transforma esto es su prioridad durante un més, para luego terminar con una muestra para sus padres, familiares y amigos, se pasan rabias, se conocen amigos y se van con una nueva mirada de el Teatro y de lo que es o será en sus vidas.
Escribo sobre esto porque encuentro loable de parte de este grupo de adolescentes entregar su tiempo a aprender o a experimentar en el teatro y a pesar de el calor e independiente de los intereses de cada uno, muestran entusiásmo y trabajo a la hora de estar en el taller y se transforma esto es su prioridad durante un més, para luego terminar con una muestra para sus padres, familiares y amigos, se pasan rabias, se conocen amigos y se van con una nueva mirada de el Teatro y de lo que es o será en sus vidas.
Bravo por ellos.
Ha sido cansador, pero bello.
A ellos este espacio, a los adolescentes que cambián el play station o la t.v por el teatro